+56929541318 contacto@lexcont.cl

La reciente promulgación de la Ley 21.595, conocida como la Ley de Delitos Económicos, marca un antes y un después en la forma en que Chile enfrenta y sanciona los delitos económicos y ambientales. Esta normativa responde a una necesidad de justicia y transparencia, dada la creciente preocupación por la impunidad percibida en delitos financieros, empresariales y de “cuello blanco”. En esta entrada, exploramos cómo esta ley transforma el enfoque penal y qué implicancias tiene para el sistema de justicia y para las empresas en Chile.

1. Un Régimen Autónomo: Innovación en la Persecución de Delitos Económicos

Antes de la Ley 21.595, los delitos económicos se juzgaban bajo el sistema penal general, que no siempre ofrecía herramientas específicas para sancionar a quienes cometen este tipo de delitos en contextos corporativos. La Ley de Delitos Económicos establece un régimen autónomo, creando un marco especial que contempla las particularidades de los delitos económicos y su impacto en la sociedad.

Esta independencia en el tratamiento de los delitos económicos significa que ahora existen disposiciones claras y adaptadas a las características específicas de estos delitos. La ley identifica factores agravantes, como el abuso de poder o posición dentro de una empresa, la afectación de terceros y el daño a la confianza pública, que anteriormente no se consideraban de manera explícita.

2. Clasificación de los Delitos Económicos: Cuatro Categorías para una Mejor Aplicación

Una de las innovaciones más importantes de la Ley 21.595 es su clasificación de los delitos económicos en cuatro categorías distintas:

  • Primera Categoría (Delitos Absolutos): Incluye aquellos delitos estrictamente relacionados con el ámbito económico y que, por sí mismos, se consideran actos económicos ilegales. Este tipo de delitos, como el fraude financiero o la manipulación de mercado, no requieren demostrar contexto o impacto empresarial para ser sancionados.
  • Segunda y Tercera Categoría (Delitos Relativos): En estos casos, el delito debe cometerse en un contexto empresarial o con el objetivo de beneficiar a una organización. Estos delitos requieren demostrar un vínculo entre la actividad ilícita y un beneficio económico para la empresa involucrada.
  • Cuarta Categoría: Incluye delitos asociados, como la receptación y el lavado de activos, que aunque no son estrictamente económicos, suelen estar vinculados a operaciones ilícitas empresariales.

Esta clasificación permite una mejor identificación y aplicación de penas según la gravedad y el contexto de cada delito, fortaleciendo el marco legal y facilitando la labor de jueces y fiscales en la determinación de sanciones apropiadas.

3. Nuevo Sistema de Penas: Proporcionalidad y Justicia

La Ley de Delitos Económicos introduce un sistema especial de determinación de penas, conocido como días-multa, que asegura que las sanciones sean proporcionales al impacto del delito y a los ingresos del condenado. Este sistema significa que la cantidad de días-multa que se impone depende de la gravedad del delito, mientras que el valor de cada día-multa se calcula en función de la capacidad económica del infractor. Así, las penas económicas son más equitativas y disuasivas, especialmente en casos que involucran a grandes empresarios o altos ejecutivos.

Además, se establecen penas de inhabilitación y privación de derechos que afectan la capacidad de los condenados para ocupar cargos públicos o directivos, así como la prohibición de contratar con el Estado. Estas sanciones buscan prevenir la reincidencia y mantener un estándar ético dentro de las empresas y entidades involucradas en la gestión pública.

4. Cambios en la Percepción de Impunidad: Justicia para Delitos de “Cuello Blanco”

Históricamente, los delitos económicos eran percibidos como menos graves o, incluso, pasaban desapercibidos ante los ojos de la sociedad y la justicia. La Ley 21.595 responde a este desafío, poniendo énfasis en la importancia de sancionar las malas prácticas empresariales que, a menudo, tienen consecuencias profundas en la economía y en la confianza pública.

Con este régimen autónomo, los delitos de “cuello blanco” y los crímenes financieros adquieren una nueva visibilidad y severidad en el marco penal chileno. Esto no solo mejora la percepción pública de la justicia, sino que también promueve un entorno empresarial más ético y responsable. Las empresas y ejecutivos ahora deben rendir cuentas de manera más estricta y enfrentar consecuencias adecuadas si infringen la ley.

5. Implicancias para las Empresas y el Sistema Judicial

La Ley 21.595 plantea un desafío y una oportunidad para las empresas en Chile. Por un lado, el riesgo de sanciones más severas implica que las empresas deben fortalecer sus políticas de cumplimiento y asegurarse de que sus operaciones estén alineadas con los nuevos estándares legales. La transparencia y la responsabilidad se vuelven fundamentales para evitar prácticas que podrían poner a la empresa y a sus directivos en riesgo de sanciones.

Para el sistema judicial, esta ley representa una herramienta más eficiente para abordar y sancionar los delitos económicos de forma proporcional y disuasiva. Además, los jueces y fiscales tienen una guía más clara para aplicar las penas de acuerdo a las particularidades de cada caso, lo que contribuye a una mayor equidad en la administración de justicia.


Conclusión

La Ley 21.595 de Delitos Económicos es una respuesta robusta y oportuna a la demanda de justicia en el ámbito empresarial y financiero en Chile. Con la implementación de un régimen autónomo y un sistema de penas proporcionales, esta normativa ofrece un marco efectivo para sancionar los delitos económicos, incentivando un comportamiento ético en el sector empresarial y restaurando la confianza en las instituciones.

En Lexcont, entendemos la importancia de esta ley y estamos preparados para ayudar a nuestros clientes a cumplir con las nuevas exigencias y a adoptar las mejores prácticas para evitar posibles infracciones. Contáctanos para recibir una asesoría completa sobre cómo implementar políticas de cumplimiento efectivas y proteger a tu empresa de sanciones bajo la Ley de Delitos Económicos.